lunes, 29 de junio de 2009

Pasión de los valientes



Comenzé a imaginar cómo castigar tal desvergüenza hecha en una bandera. Compré cuatro arcabuzes que puse en el cuerpo de guarda, además de doce medias picas que tenía, y dejé pasar algunos días, con que se aseguraron y entraron en el cuerpo de guarda. Yo tenía mas de ciento veinte soldados, aunque los cien estaban alojados en el marquesado de Pliego y conmigo tenía veinte, gente vieja a quien socorría, y un día estaban muy descuidados en el cuerpo de guardía, hice encender cuerdas y que tomasen los arcabuces y que entrasen tras de mi. Para esto llamé la gente mas alentada y diles orden que tirasen y se defendiesen; y a la puerta quedó la mas gente con sus medias picas. Tomé mi venablo y entrando en la sala dije "El y él y él" - nombrando seis de ellos- "Que son muy grandes ladrones". Desármense pensaron era de burlas y como vieron las veras, comenzaron a querer meter mano a las espadas, diciendo "caben" Con que se fueron desarmando; y habiéndolo hecho los fui desnudando en camisa y, atraillados, con toda guarda, los llevé y entregué al corregidor, que era Don Fabián de Guzmán y Monrroy, que cuando vió los ladrones, daba saltos de contento diciendo "Éste me mató un perro de ayuda y éste me mató un criado" Lleváronlos a la cárcel y de allí a trece días ahorcó los dos, sin que bastase cuanta nobleza había en esa ciudad, que hay mucha. A mí me quedaron las capas y espadas y coletos, muy buenos jubones y medias ligas, sombreros y dos jubones agujetados, famosos, y algún dinerillo que tenían encima, con que socorrí y vestí algunos pobres soldados. Esta fue la paga de mis veintisiete reales.

Alonso de Contreras (Soldado Español)

domingo, 28 de junio de 2009

Don Blas de lezo necesita ser reconocido




EN EL BLOG
(Estupendo) de El guarida de Goyix. Se recogen firmas para dar reconocimiento y poner el nombre de una avenida de Madrid a Don Blas de Lezo. Firma y el almirante tendrá por fin un reconocimiento justo.

Lo de la derrota de la armada invencible es una tontería al lado de lo que este hombre hizo.

Don Blas de Lezo y Olavarrieta

Si visitamos la ciudad de Londres podremos ver una famosa zona de la misma llamada Portobelo, o admirar la tumba que rinde homenaje a la figura de Edward Vernon en la Abadía de Westminster, sin embargo la realidad arroja para ellos una dudosa gloria debido a las acciones de un marino español, que vergonzosamente y en paralelo ha sido olvidado tras su participación en una de las batallas más desiguales y cruentas de la Historia. Hace unos días recibí información rectificando la anterior noticia aparecida en algunos medios sobre un documental de Blas de Lezo. Efectivamente el documental no es un invento, de hecho ya se esta realizando, pero el destinatario no es Discovery Channel sino los canales Historia y Odisea. Además se confirma la participación de Pablo Victoria en este proyecto, sobre el cual muchos preguntaban quien estaba detrás ¿ingleses? ¿españoles? ¿colombianos? ¿estadounidenses? La pregunta era lógica pues a menudo solemos ver tendenciosos y nada imparciales trabajos anglosajones. Por una vez y para nuestra alegría, los locos a los que se le ocurrió esta iniciativa son españoles. Se trata de los compañeros de DL Multimedia que sin complejos y con no pocas dificultades, de las que ya informaré, están llevando a cabo un proyecto en el que Blas de Lezo es sólo la punta del iceberg… pero paciencia, pronto os mostraré que hay bajo el agua.


http://www.elguaridadegoyix.com/camarote-almirante

sábado, 27 de junio de 2009

Blas de Lezo (El Mayor héroe Español de todos los tiempos)



Canal de Historia está preparando actualmente un documental que si dios quiere veremos muy pronto.
(El tipo que le dio una auténtica paliza a Inglaterra, que construyó la flota mas grande que ha existido en una guerra antes de el desembarco de Normandía en la segunda guerra mundial. Los Ingleses como no, lo han silenciado, y nosotros, como no, lo hemos olvidado. Y esto no puede ser, conoce tu historia)


Blas de Lezo y Olavarrieta

(El tipo que le dio una auténtica paliza a Inglaterra, que construyó la flota mas grande que ha existido en una guerra antes de el desembarco de Normandía en la segunda guerra mundial. Los Ingleses como no, lo han silenciado, y nosotros, como no, lo hemos olvidado. Y esto no puede ser, conoce tu historia)

(u Olabarrieta) (Pasajes, Guipúzcoa, España, 3 de febrero de 1689Cartagena de Indias, Colombia, 7 de septiembre de 1741),almirante español conocido como Patapalo, o más tarde como Mediohombre, por las muchas heridas sufridas a lo largo de su vida militar, fue uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española, y al mismo tiempo, uno de los mayores desconocidos. Blas de Lezo y Olavarrieta nació en Pasajes (Guipúzcoa, España) el 3 de febrero de 1689. Pertenecía a una familia con ilustres marinos entre sus antepasados, en un pueblo dedicado, prácticamente en exclusiva, a la mar. Se educó en un colegio de Francia y salió de él en 1701, para embarcar en la escuadra francesa. Luis XIV había ordenado que hubiese el mayor intercambio posible de oficiales entre los ejércitos y las escuadras de España y Francia. Con apenas 12 años (1701), se enrola como guardiamarina al servicio del conde de Toulouse, Alejandro de Borbón, hijo de Luis XIV. Se integró en la armada francesa, en ese momento aliada de España en la Guerra de Sucesión, que acaba de empezar, al morir Carlos II sin descendencia. La guerra enfrenta a Felipe de Anjou, apoyado por Francia y nombrado heredero por el rey español, con el archiduque Carlos de Austria, apoyado por Inglaterra, ya que esta última temía el poderío que alcanzarían los Borbones en el continente. La escuadra francesa había salido de Tolón y en Málaga se habían unido algunas galeras españolas mandadas por el conde de Fuencalada. Frente a Vélez-Málaga se produjo el 24 de agosto de 1704 la batalla naval más importante del conflicto. En dicho combate se enfrentaron 96 naves de guerra franco-españolas (51 navíos de línea, 6 fragatas, 8 brulotes y 12 galeras, sumando un total de 3.577 cañones y 24.277 hombres) y la flota anglo-holandesa, mandada por el almirante Rooke y compuesta por 53 navíos de línea, 6 fragatas, pataches y brolotes con un total de 3.614 cañones y 22.543 hombres. dando como resultado al final de la contienda 1.500 y 2.700 bajas, respectivamente.


Blas de Lezo

Participó en aquella batalla batiéndose de manera ejemplar, hasta que una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda, teniéndosela que amputar, sin anestesia, por debajo de la rodilla. Cuentan las crónicas que el muchacho no profirió un lamento durante la operación. Debido al valor demostrado tanto en aquel trance como en el propio combate, es ascendido en 1704 a Alférez de Bajel de Alto Bordo por Luis XIV. Se le ofrece ser asistente de cámara de la Corte de Felipe V. Siguió su servicio a bordo de diferentes buques, tomando parte en las operaciones que tuvieron lugar para socorrer las plazas de Peñíscola y Palermo; en el ataque al navío inglés Resolution de 70 cañones, que terminó con la quema de éste, así como en el apresamiento de dos navíos enemigos que fueron conducidos a Pasajes y Bayona. Evidentemente necesitó una larga recuperación y rechazó estar en la Corte, pues ambicionaba conocer las artes marineras y convertirse en un gran comandante. En 1705 vuelve a bordo y aprovisiona la asediada Peñíscola. Continúa patrullando el Mediterráneo, apresando numerosos barcos ingleses y realizando valientes maniobras con un arrojo inusitado. Tanto es así que se le premia permitiendo que lleve sus presas a Pasajes, su pueblo natal. Pero enseguida es requerido por sus superiores y en 1706 se le ordena abastecer a los sitiados de Barcelona al mando de una pequeña flotilla. Sirviéndose de su aguda inteligencia, realiza brillantemente su cometido, escapa una y otra vez del cerco que establecen los ingleses para evitar el aprovisionamiento. Para ello deja flotando y ardiendo paja húmeda con el fin de crear un densa nube de humo que ocultase los navíos españoles, pero además carga «sus cañones con unos casquetes de armazón delgada con material incendiario dentro, que, al ser disparados, prenden fuego a los buques británicos» Los británicos se ven impotentes ante tal despliegue de ingenio. Posteriormente se le destaca a la fortaleza de Santa Catalina de Tolón, donde toma contacto con la defensa desde tierra firme en combate contra las tropas del príncipe Eugenio de Saboya. En esta acción y tras el impacto de un cañonazo en la fortificación, una esquirla se le aloja en el ojo izquierdo, que explota en el acto, perdiendo así para siempre la vista del mismo. Ostentó el mando de diversos convoyes que llevaban socorros a Felipe V, burlando la vigilancia inglesa sobre la costa catalana. En 1711 sirvió en la Armada a las órdenes del almirante Andrés Matías de Pes Marzaraga. En 1713 ascendió a capitán de Navío y en 1714, durante el segundo sitio de Barcelona, una grave herida le inutilizó el brazo derecho. En esa época, y al mando de una fragata, apresó once navíos británicos, entre ellos el emblemático Stanhope, navío de gran poder ofensivo. Tras una breve convalecencia es destinado al puerto de Rochefort, donde lo ascienden a Teniente de Guardacostas en 1707. Allí realizará otra gran gesta rindiendo en 1710 una decena de barcos enemigos, el menor de 20 piezas. Por estas fechas tiene lugar el referido combate con el Stanhope (70) comandado por John Combs, que lo triplicaba en fuerzas. Se mantuvo un cañoneo mutuo hasta que las maniobras de Lezo dejaron al barco enemigo a distancia de abordaje, momento en el que ordenó lanzaran los garfios para llevarlo a cabo: «Cuando los ingleses vieron aquello, entraron en pánico». El abordaje de los españoles era una temible maniobra ofensiva, que los ingleses temían particularmente: los navíos españoles cañoneaban de cerca, tras lo cual lanzaban garfios y abordaban el navío contrario, buscando el cuerpo a cuerpo, hasta la rendición del enemigo. De este modo, con tripulaciones muy inferiores en número, los navíos españoles lograban apresar otros con mucha mayor dotación y porte. Blas de Lezo se cubrió de gloria en tan fenomenal enfrentamiento, en el que incluso es herido, siendo ascendido a Capitán de Fragata. En 1712 pasa a servir bajo las órdenes de Andrés de Pes. Este afamado almirante quedó maravillado ante la valía de Lezo y emitió varios escritos que le valieron su ascenso a Capitán de Navío un año más tarde. Posteriormente participó en el asedio a Barcelona al mando del Campanella (70), en el que el 11 de septiembre de 1714, al acercarse con demasiado ímpetu a sus defensas, recibe un balazo de mosquete en el antebrazo derecho, quedando la extremidad sin apenas movilidad hasta el fin de sus días. De esta manera con sólo 25 años tenemos al joven Blas de Lezo tuerto, manco y cojo. En 1715, al mando de Nuestra Señora de Begoña (54), y ya repuesto de sus heridas, se dirige en una extensa flota a reconquistar Mallorca, que se rinde sin un solo fogonazo. Terminada la Guerra de Sucesión, se le confió el buque insignia Lanfranco. Un año después parte hacia La Habana escoltando a una flota de galeones en el Lanfranco (60), barco que será retirado del servicio debido a su calamitoso estado, a su regreso a Cádiz. Allí se queda hasta 1720, cuando se le asigna un nuevo navío bautizado también como Lanfranco (62), conocido asimismo como León Franco y Nuestra Señora del Pilar, y es integrado dentro de una escuadra hispano-francesa al mando de Bartolomé de Urdizu con el cometido de limpiar de corsarios y piratas los llamados Mares del Sur, o lo que es lo mismo, las costas del Perú. La escuadra estaba compuesta por parte española de cuatro buques de guerra y una fragata, y por parte francesa por dos navíos de línea. Sus primeras operaciones fueron contra los dos barcos, el Success (70) y el Speed Well (70) del corsario inglés John Clipperton, que logró evitarlos y tras hacer algunas capturas huyó a Asia, donde fue capturado y ejecutado. Contrajo matrimonio en el Perú en 1725. En 1730 regresó a España y fue ascendido a jefe de la escuadra naval del Mediterráneo. Habiendo surgido diferencias con las república de Génova, España estaba resentida por la conducta observada por aquel Estado, y no de acuerdo con sus procedimientos, el general Lezo, por orden superior, se personó en aquel puerto con seis navíos y exigió, como satisfacción, el pago de los dos millones de pesos pertenecientes a España que se hallaban retenidos en el Banco de San Jorge, además de un homenaje a la bandera real de España. Mostrando el reloj a los comisionados de la ciudad, que buscaban el modo de eludir la cuestión del pago, fijó un plazo, transcurrido el cual la escuadra rompería el fuego contra la ciudad. Los dos millones de pesos recibidos fueron enviados, por orden del rey, medio millón para el infante don Carlos y el resto fue remitido a Alicante para sufragar los gastos de la expedición que se alistaba para la conquista de Orán. En reconocimiento de sus servicios al Rey, éste le concede en 1731 como estandarte para su capitana la bandera morada con el escudo de armas de Felipe V, las órdenes del Espíritu Santo y el Toisón de Oro alrededor y cuatro anclas en sus extremos. En 1732, a bordo del Santiago mandó una expedición a Orán con 54 buques y 30.000 hombres, y rindió la ciudad, si bien cuando se marchó, Bay Hassan logró reunir tropas y sitiarla. Lezo retornó en su socorro con seis navíos y 5.000 hombres, logrando ahuyentar al pirata argelino tras reñida lucha. No contento con esto, persiguió su nave capitana de 60 cañones, que se refugió en la bahía de Mostagán, baluarte defendido por dos castillos fortificados y 4.000 moros. Ello no arredró a Lezo, que entró tras la nave argelina despreciando el fuego de los fuertes, incendiándola y causando además grave ruina a los castillos. Patrulló después durante meses por aquellos mares, impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de Estambul, hasta que una epidemia lo forzó a regresar a Cádiz. El rey lo ascendió en 1734 a teniente general de la Armada. Regresó a América con los navíos Fuerte y Conquistador en 1737 como comandante general de Cartagena de Indias, plaza que tuvo que defender de un sitio (1741) al que la había sometido el ataque del almirante inglés Edward Vernon. La excusa de los ingleses para iniciar un conflicto con España fue el apresamiento de un barco corsario comandado porRobert Jenkins cerca de la costa de Florida. El capitán de navío Julio León Fandiño apresó el barco corsario y cortó la oreja de su capitán al tiempo que le decía (según el testimonio del inglés): «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve.» A la sazón, el tráfico de ultramar español se veía constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses. En su comparecencia ante la Cámara de los Lores, Jenkins denunció el caso con la oreja en la mano, de ahí que los ingleses conozcan el conflicto como «Guerra de la oreja de Jenkins». Vernon estaba envalentonado tras el saqueo de la mal guarnecida plaza de Portobelo (Panamá), y el inglés desafió a Lezo, a lo que el marino español contestó: «Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía.» La flota inglesa, la agrupación de buques de guerra más grande que hasta entonces había surcado los mares (2.000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte, y 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica, más 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George Washington), superaba en más de 60 navíos a la Gran Armada de Felipe II. Esta flota ha sido la segunda más grande de todos los siglos, después de la armada que atacó las costas de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. Para hacerse idea del mérito estratégico de la victoria, baste decir que las defensas de Cartagena no pasaban de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior, más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad: Galicia, que era la nave Capitana, San Felipe, San Carlos, África, Dragón y Conquistador. Blas de Lezo, sin embargo, contaba con la experiencia de 22 batallas. El sitio de Cartagena de Indias fue una gran victoria con una enorme desproporción entre los dos bandos. Tan colosal derrota de los ingleses aseguró el dominio español de los mares durante más de medio siglo hasta que lo perdió en Trafalgar, cosa que la historia inglesa no reconoce. Humillados por la derrota, los ingleses ocultaron monedas y medallas grabadas con anterioridad para celebrar la victoria que nunca llegó. Tan convencidos estaban de la derrota de Cartagena que pusieron monedas en circulación que decían en su anverso: «Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741» y «La arrogancia española, humillada por el almirante Vernon». Fue justo lo contrario: con sólo seis navíos, 2.830 hombres y mucha imaginación, Blas de Lezo derrotó a Vernon, que traía 180 navíos y casi 25.000 hombres. El héroe falleció en Cartagena al contraer la peste, enfermedad generada por los cuerpos insepultos ocasionados por los sucesivos combates. Algunos años más tarde se concedió a la familia Lezo el marquesado de la Real Defensa, quedando perpetuadas de este modo sus hazañas en Cartagena de Indias. Pocos fueron los que acudieron a su entierro por temor a las represalias de Eslava, Virrey de la ciudad. Este último había tenido continuados enfrentamientos con Blas de Lezo a causa de las decisiones tomadas en la defensa de la ciudad durante el sitio inglés. Su memoria es honrada por la Armada Española, donde su nombre se recuerda con el mayor honor que puede rendirse a un marino español, siendo costumbre que exista siempre un navío de la Armada bautizado con su nombre. El último, una fragata de la clase F-100, la Blas de Lezo (F103), que encalló en 2007 durante unos ejercicios de la OTAN en Escocia. Curiosamente, no es el único barco con este nombre que sufre percances, ya que el crucero Blas de Lezo se perdió en 1932 al tocar un bajío frente a Finisterre. Existe una placa en su honor en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando (Cádiz) donde reposan héroes de la Real Armada Española. Sin embargo, aunque las proezas de Blas de Lezo estén a la altura de los más grandes héroes de la historia, es un personaje prácticamente olvidado. Actualmente, la empresa española DL-Multimedia está preparando un documental sobre su vida para los canales Historia y Odisea. Aunque cuenta con calles en Valencia, Málaga, Las Palmas de Gran Canaria, San Sebastián y Pasajes, su ciudad natal, se están recogiendo firmas2 para dedicarle una calle en la capital de España, Madrid. Blas de Lezo es un reconocido héroe en la ciudad de Cartagena de Indias, la cual le rinde grandes honores y reconocimientos: conmemorando su valentía existen barrios en dicha ciudad, lo mismo que avenidas y plazas. Su estatua frente al baluarte de San Felipe de Barajas es otra muestra del respeto y admiración a este gran personaje.


Bibliografía

  • En el sexto tomo de Nicolas Lenglet-Dufresnoy, Méthode pour étudier la géographie, París, 1741, se agrega como addendum de última hora un Diario del sitio de Cartagena en América, escrito anónimamente por un español y traducido al francés por el propio embajador de España en Francia, Luis Rigio y Branciforte, príncipe de Campoflorido, Grande de España.
  • Narración de la defensa de Cartagena de Indias contra el ataque de los ingleses en 1741, publicada por Cristóbal Bermúdez Plata en Sevilla (1912).
  • Dos relatos anónimos publicados por Juan Manuel Zapatero: Diario puntual de lo acaecido en la invasión hecha por los ingleses a la plaza de Cartagena, tardíamente publicado por Manuel Ezequiel, escrita por «un paisano» y publicados en La Habana.
  • Dos relatos que Guillermo Hernández de Alba hizo públicos: Diario de Enrique Forbes, teniente en el regimiento de Bland y las Noticias de la Provincia de Cartagena de Indias escritas el año 1772.
  • Tobías Smollet, Authentic papers related to the expedition against Carthagena, publicada por Jorge Orlando Melo en su Reportaje de la historia de Colombia, Bogotá: Planeta, 1989.
  • Blas de Lezo, el malquerido, Carlos Alonso de Mendizábal. España, Dossoles, 2008.
  • Don Blas de Lezo. Defensor de Cartagena de Indias, Gonzalo Quintero Saravia. Colombia, Planeta, 2002.
  • El vasco que salvó al Imperio Español. El almirante Blas de Lezo, José Manuel Rodríguez. España, Altera, 2008.
  • Biografía del Caribe, libro tercero, capítulo XVI: «Relato del almirante inglés y el cojo Don Blas», Germán Arciniegas. Editorial Sudamericana SA, 1966.
  • El día que España derrotó a Inglaterra, Pablo Victoria. Editorial Áltera.