José de Bustamante y Guerra
José Joaquín de Bustamante y Guerra (Ontaneda, Cantabria, 1 de abril de 1759 - Madrid, 10 de marzo de 1825), marino y político español.
Descendía de los Bustamante de Toranzo y de los Guerra de Ibio; su padre fue Joaquín Antonio de Bustamante y Rueda, natural de Alceda, y su madre Clara Guerra de la Vega, natural de Santander. Solicitó una plaza de guardia marina de Cádiz en 1770, a los 11 años; ya era alférez de fragata en junio de 1771. Sirvió en varias campañas de mar en la escuadra al mando de don Pedro de Castejón. Emprendió su primer viaje a América pocos años más tarde cuando estuvo en Puerto Rico, Cuba y las Bahamas. En 1784, con una brillante hoja de servicios, alcanza el empleo de capitán de fragata. Primero se las ve con los piratas berberiscos; lo apresaron los ingleses en el navío Santa Inés tras una refriega en la que detuvieron su rumbo a Filipinas y estuvo cautivo un año en Irlanda, tras lo cual le dejaron volver. El 20 de octubre de 1782 tomó parte en el combate naval de Gibraltar, contra la escuadra de Lord Richard Howe, primer conde de Howe, a pesar de que estaba herido. Su barco fue muy dañado en una batalla librada cerca de Cádiz. Bustamante entonces preparó una proyectada conquista de Jamaica, lo que no llevó a cabo por la Paz de París en 1783. Ingresa como caballero de la Orden de Santiago el 21 de octubre de 1784. Por entonces proyecta con su camarada Alessandro Malaspina, uno de los personajes más singulares de su época, un viaje científico por el mundo colonial de influencia hispana. En 1789 emprenden la llamada expedición de Malaspina con una tripulación selecta compuesta por la mejor oficialidad del momento, a la que se añadieron botánicos, pintores, médicos y otros humanistas ilustrados, y navegaron entre 1789 y 1794 a bordo de las corbetas Descubierta y Atrevida, esta última dirigida por él mismo, construidas especialmente para el viaje. Es recompensado con el grado de capitán de navío (1791). Desde Cádiz franquearon el Atlántico para alcanzar Buenos Aires y Montevideo y, tras recorrer la Patagonia, salvan el Cabo de Hornos y, bordeando la costa oeste de los virreinatos de Perú y Nueva Granada, recorren Nueva España, California y Alaska. Dejan atrás América y ponen rumbo al Pacífico, navegando por la Polinesia, las Islas Marianas, las Filipinas, Macao, Mindanao, Nueva Guinea, las Nuevas Hébridas, Nueva Zelanda, Australia y el Archipiélago de los Amigos hasta el puerto de Callao. Cumplen con creces todas las expectativas científicas previstas. Se dibujaron modernas cartas de navegación y actuales mapas geográficos, se confeccionaron magníficas colecciones minerales y botánicas con especies hasta entonces desconocidas y se aportó una gran documentación visual con precisos informes referentes al estado social, político y militar de las colonias.
A su regreso a España en septiembre de 1794 entrega el diario del viaje, es recibido por el rey y fue ascendido a brigadier; pero Malaspina critica la mala situación y administración de las colonias y Godoy lo encarcela y requisa todo el archivo de la expedición, que permanece confinado y olvidado hasta que en 1885 otro militar, el teniente de navío Pedro Novo y Colson, lo recupera y publica, gracias a lo cual se conocieron muchos detalles de la expedición. Bustamante fue nombrado Gobernador de Montevideo en 1796 y se asentó en aquella ciudad el 11 de febrero de 1797. Además se le nombra Comandante General de los bajeles del Río de la Plata con la misión de poner en marcha su plan de defensa de la América meridional; es al regresar a España en el año 1804 al mando de una flotilla de cuatro fragatas, Nuestra Señora de las Mercedes, La Clara, La Medea y La Fama, cuando fue interceptado al llegar frente a las costas del Algarve (Portugal), el 5 de octubre de 1804, por una escuadra inglesa al mando del comodoro Graham Moore e, inexplicablemente, pues España estaba en paz con Gran Bretaña, se entabló un combate naval conocido como la batalla del Cabo de Santa María. Dos fragatas, entre ellas La Mercedes fueron voladas con un cargamento de cuatro millones de pesos de caudales de comerciantes de Lima y Buenos Aires. Perecieron 249 tripulantes y comerciantes con sus familias. Vista la inferioridad de su flotilla y herido, el Brigadier Bustamante rindió las fragatas que resistían, que fueron apresadas y transportadas al puerto de Gosport en Inglaterra. Una vez liberado, se sometió a un consejo de guerra en España, que le absolvió. Tuvo tiempo para luchar en la Batalla de Trafalgar. En 1807 fue nombrado vocal de la Junta de fortificaciones y defensa de las Indias. En 1808 abandonó Madrid por no querer prestar juramento al rey intruso José Bonaparte y huyó disfrazado de fraile a Sevilla, donde se puso al orden de la Junta Suprema Central que le ascendió a Teniente General. El Consejo de Regencia le nombró Presidente de la Audiencia de Charcas, luego de Cuzco, cargos que declinó por causas desconocidas. Por entonces abraza el absolutismo de Fernando VII. En 1810 es destinado a la Capitanía de Guatemala, en una época de gran actividad independentista; desarrolla una política reformista de corte ilustrado, pero ante la revolución de Hidalgo y Morelos en México preparó tropas en Guatemala y creó el "cuerpo de voluntarios de Fernando VII" y desde su puesto se enfrentó a los constitucionalistas locales, reprimiendo duramente a los insurgentes; se opuso a la constitución liberal de 1812, denunció a su sucesor nombrado Juan Antonio de Tornos, Intendente de Honduras, por supuestas tendencias liberales y así logró su confirmación en su puesto por Fernando VII en 1814. Fue destituido en agosto de 1817 y volvió a España en 1819. Ese mismo año entró nuevamente a formar parte de la Junta de Indias. En 1820 fue recompensado con la Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica y se le nombra director general de la Armada hasta 1822. En 1823 fue integrante de la Junta de expediciones a América, y un año después, volvió otra vez a la Dirección General de la Armada y trabajó en el Ministerio de Marina de Madrid hasta su muerte en 1825. En su testamento dona una cantidad importante de dinero para sufragar las escuelas de niños de Ontaneda, fundadas por Francisco, su hermano.
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